Silencio

No recuerdo en qué momento de mi infancia fue que aprendí a callarme y olvidé mostrar quien era.

Un error, sin importar lo más pequeño e insignificante que haya sido, para mí significaba una gran vergüenza, solamente recordarlo me provocaba escalofríos y grandes deseos de esconderme. Me dediqué a ser lo que otros querían, así no pasaría "vergüenzas".

He sido -y soy- dura al decirle a otros sus verdades, sin embargo oculto mi propia realidad, siempre he sido un desastre, un vómito emocional que ha sobrevivido mostrando su dureza al mundo. Los únicos que no han callado y fingido en mi han sido mi rostro y mis ojos pero para mi suerte ninguna persona lo notaba.

Adquirí la "habilidad" de "leer" los rostros, gestos y miradas de otros y así se han acercado a mí a buscar apoyo luego de sentirse descubiertos y comprendidos. Algunos se envenenaron conmigo hasta ser pequeñas expansiones de mi amargura, otros -al parecer - encontraron lo que necesitaban.

Silencio, a veces tan necesario cuando viene de uno mismo, el mejor acompañante para ciertos problemas y angustias, con Él se encuentran respuestas, otras veces, cuando viene de alguien más, es una gran tortura que engendra suposiciones y un enmarañado de ideas que terminan ahogándonos en un vaso de agua.

Tengo una relación de amor/odio con Él. Es mejor callar cuando no hay nada que decir, las palabras vacías son incluso más desabridas que el silencio. Lo disfruto, en condiciones "naturales" soy una persona de pocas palabras, en condiciones menos amigables puedo hablar mucho y no decir nada. Lo detesto cuando me mutila, el no hablar en ése momento que regreso al estado de "vergüenza" inexplicable, cuando quiero nuevamente esconder mi rostro o salir corriendo.

Supongo que aún no acepto ni rechazo del todo mi naturaleza, aceptar que puedo ser infantil, vulgar e idiota de cuando en cuando.

Comentarios

Entradas populares