Viaje
Han pasado 3 años desde que me perdí seriamente, he de confesar y aceptar que he estado muy enferma y muy lejos.
No es nuevo para mí el ir y venir de mí misma y de todos, de todo. Me convertí en una viajera desde la infancia, una visitante transitoria en la vida de los que me han rodeado.
A decir verdad, no me había sabido hacer cargo de mí a causa de mi propia ausencia, sentada contemplando como la vida del resto parecía más consciente que la mía. Mientras ellos sufrían amaban, lloraban, reían y crecían yo andaba en el limbo, en mi mundo dónde todo parecía seguir en un cuarto vacío de paredes blancas y sin mí misma, sin alma.
La primera vez que recibí apoyo psicológico la recuerdo vagamente y como un sueño dónde una niña de 5 años se comía las uñas, temía a hablar, no se relacionaba con otros niños -y no le importaban- y buscaba su soledad por una primera herida en su vida, recuerdo un pedido de que gritara y ésa voz que salió como un susurro ante la ventana de ése consultorio, recuerdo que cerró los ojos y le hicieron soñar una escalera y una bolsa donde llenó aquellos recuerdos, culpas y vergüenzas que la agobiaban y las lanzó lejos.
Funcionó en su momento pero no aprendí a lidiar con las consecuencias de mis actos, aprendí a lanzarlas todas, olvidar y volver a empezar, a viajar, sólo tomar la decision de lanzar las cosas e irme corriendo de miedo y con la mente en blanco volviendo a escribir mis historias.
He culpado a la vida, al destino, al pasado, a las personas, al mañana, a la sociedad, a las reglas, a mí misma de mis días siendo miserable. El apoyo psicológico recibido en los últimos 5 años ha sido algo más maduro aunque cargado del "todo depende de ti" que es el clásico de los libros de autoayuda y de cualquier coach o profesional de la salud y ¿Saben qué? no es tan cierto al leerlo o recibirlo así "todo depende de ti" con una palmadita en el hombro.
En realidad es algo más como "Todo lo que concierne a tu vida y tus actos está dirigido, valorado, apreciado y calificado por ti, tú eres el único con poder sobre tu vida y tus decisiones y cómo valoras lo que haces" .
Podría ser la persona calificada como más mierda del universo pero sólo yo tengo el poder de cómo me siento y mi esquema de valores con respecto a mis actos, podrían traicionarme o mentirme de la peor manera y no depende del otro el que yo tenga una reacción miserable o autodestructiva por la cual luego le diga "me haces daño" y en verdad HACERME daño por darle el poder sobre mi vida a otra persona por el simple hecho de no tener los ovarios ni la fuerza de voluntad para hacerme cargo de mí.
Hace dos meses por una serie de eventos de los que les pasan a quienes no quieren ver la verdad ni estar ahí -sí, hablo de mí- llegué a volver a mí misma de a pocos.
Como dije al inicio, he estado ausente de una forma espantosa desde hace 3 años, años en los que jodí amistades, colaboré activamente en que la relación más pura que he tenido hasta ahora se ahogara y se llenara de mucha mierda y veneno, volví a caer en depresión profunda, tuve una crisis de ansiedad y quise volver a empezar muchas veces volviendo a caer y huir, corriendo lejos de aquello a lo que de algún modo me generaba dolor.
¿Qué me ha generado dolor? la valoración externa, cómo me califica la sociedad, el valor que me dan mis amigos, el momento en que mis emociones se desbordan y sé qué haré o diré cosas que son "peligrosas" para mí u otros, mis pasiones, mis deseos, mi conciencia, mis miedos, mis frustraciones, etc. En fin, una serie de cosas que sólo le dan el timón de mi vida y mis decisiones a otros.
Tuve que viajar una vez más, armarme de valor y arrancar personas y cosas de mi vida una última vez, personas que de alguna manera o me han llevado a mis actitudes autodestructivas o me he visto en la necesidad de enfrentarme a todas éstas actitudes por lo mucho que las valoro y quiero pero me veía incapacitada de hacerlo ¿Cómo hacerlo? debía mantenerlas fuera el tiempo necesario o terminaría tirándoles mi mierda y mi ausencia encima.
El trabajo ha sido y es duro, aún tengo días en los que es una batalla el recordar que tengo el deber de hacerme responsable de mí y cultivar el egoísmo sano.
Antes de éstos dos meses estuve expuesta a una situación particular, el enfrentarme a mucho de mí de forma conjunta y diría que "peligrosa" y lo curioso es que he huído varias veces pero en realidad ya estaba cansada de escapar y por primera vez en mi vida no quise correr a la seguridad de empezar en blanco y lejos y de acuerdo a lo que hará que todos me quieran y acepten, por primera vez en mi vida he huído mirando para atrás, he regresado recogiendo las manchas de sangre de mis heridas y he dicho "no".
Puede que haya estado avanzando y retrocediendo ante un abismo, que me haya salvado de un gran dolor y caída pero ¿Cómo volar si no caes?, cada vez que he estado a punto de caer he corrido y me he puesto a salvo perdiéndome de mi misma y no hay nada más terrible que la ausencia propia.
He sido otra tanto tiempo, tal vez toda mi vida he sido lo que mi público consumidor ha querido, una chica fabricada a la medida del mundo y las personas que la rodean, buscando encajar porque ha sentido que no encaja, buscando aceptación porque no sabe quién es, siendo una y varias como un camaleón.
Creo que me salvó el amor una vez más, sí, una vez más. La primera vez me salvó la vida, me quedé lejos del ser amado pero me quedé con el amor que le tuve y tengo, lo amé porque me amaba y no me había dado cuenta de que me amaba en él y así como el amor dañado que me tenía que no me dejaba aceptar el quererme a mí misma, así lo amé y tomé el control de su vida y "le hice daño" o mejor dicho, hice que él me cediera el poder de lastimarlo así como me lastimaba a mí misma tratándome como una mierda insignificante, aún con todo evitó que terminara varios metros bajo tierra.
Ésta vez el amor por mí me ha devuelto mi propia esencia, mi propio yo sin miedo a ser yo y ahora que me tengo el miedo a perderme ha desaparecido. Querer poseerme con angustia ha sido la manera de perderme todo el tiempo, como cualquier amor, querer "tener" o "tener" a alguien es la manera más segura de perderlo, lo conviertes en otro, lo pisoteas, lo desconoces y te quedas con la máscara de un universo que no explorarás.
Conocí a alguien que si tuviera que decir que es algo, es un río. Siplemente es, su naciente, cause y desembocadura son todos distintos y no se podrá ver todo lo que es de un sólo vistazo, es un desconocido con diferentes partes suyas expuestas a los ojos de quienes lo cruzan y dependiendo de dónde se quieran parar a verlo. Querer detenerlo y volverlo represa, agua calmada y estática es querer cambiar su naturaleza , querer retenerlo es perderlo y estancarlo es matarlo. Pero ¿Qué río se detiene en una represa? por más agua calma que parezca, el río, sigue siendo río y se escapará a seguir su camino una vez que llene con una parte suya lo que satisfaga la necesidad de otro.
De éste "río" aprendí algo que tal vez ni se ha enterado - la verdad ya ni sé si habrá oportunidad de que se entere o si le interese que siga en mi vida- aprendí a dejarme ser libre y aprendí a amar sin querer tener, sólo por el hecho de que algo existe, con poder o no saber y ver todo lo que es, aprendí a amar un universo aunque sea infinito y aunque me encantaría poder explorar más de él sé que no podré conocer todas sus estrellas ni catástrofes, aprendí a amar la libertad del otro y a dejar de necesitar.
Y así dejé de viajar en mi vida huyendo y ahora viajo literalmente en mi compañía y la del mundo que ahora me siente presente, llena de un amor por mí renovado, llena de un amor por fin libre hacia aquellas personas a las que decidí tener de regreso y llevar en éste camino, y las llevo porque el amor que les tengo es mío, no suyo.
Subiendo una montaña volví a recordar que hasta las piedras del camino se agradecen, que no se levanta la cabeza a la cima sino que se debe bajar a ver por dónde andas, que el placer de llegar a lo más alto se debe al esfuerzo que ha costado el llegar y no a la buena vista desde arriba y siempre, siempre quieres más.
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