Noche

El endurecimiento que he cargado durante años me lleva en distintas circunstancias a detenerme y preguntarme ¿Cómo me siento? Hoy, así como muchas veces, no tengo una respuesta clara.

Si debo describirlo diría que cargo en el pecho y la garganta una punzada, una suerte de tristeza, nostalgia, ansiedad e incertidumbre. No tengo cómo ponerle un nombre a todo eso pero hay algo de lo que estoy segura: no es la primera vez.

Sé que éste sentir obedece a una sola cosa, que tuve algo que consideré sagrado, que fui feliz y estuve en casa y ahora estoy perdida.

No sé si en los años me he hecho más compasiva o en realidad más indiferente a mí. Espero que tal vez sea más de lo primero...no estaría escribiendo, estaría rumiando, me estaría odiando y creo que por primera vez en la vida no me reprocho ni flagelo por mis pecados.

Hace tiempo pensé que en el mundo ya no existía posibilidad alguna de encontrarme en el alma de otro ser humano. Que yo debía tener fallas de origen demasiado grandes como para que alguien cuerdo pueda acercarse a mí o para que nuestros universos sean coincidentes y compatibles.

Lo sagrado que encontré me llevó sin querer a casa y a mí misma. Sin querer he vuelto a mirar partes mías olvidadas y a muchos momentos de soledad les encontré una compañía que no tuvieron. No me dieron nada, no necesito nada, solamente extraño sentirme en casa.

Por cierto, mi hogar también siempre fui yo, me tengo y me amo en medio de mi caos...incluso ahora que no sé ni cómo me siento ni lo que me espera. Me amo profunda y solitariamente, con ésa soledad que a veces se siente más cuando sabes que por un momento dejaste de ser uno con la compañía de otro ser único.


Te quiero, te extraño y te anhelo así


Pero no diré "te quiero", no en el lenguaje de la angustia

Te lo digo en mi desorden, en mi prosa, en mi caos,

quizá en lo único que puedo hacer eterno, 

lo escrito, lo sentido, lo vivido y lo hecho


Diría "te quiero" pero te he escrito y eso lo ha dicho todo


Comentarios

Entradas populares