Agosto

Dejo que todo se dé y sea a su ritmo, en sus formas. No presiono ni escarbo, ya no empujo en desesperación por abrir puertas y con esa calma he encontrado un universo increíble e infinito.

Es fácil ser y verlo ser, como ver la vida y sus tesoros a disposición de todos y muchas veces invisibles ante la fachada de los cotidiano. Sabemos que amaneció, que caerá la tarde, que las estrellas están ahí aunque no las veamos y la luna aparecerá en algún momento del mes.

A él lo veo como todo eso, como la vida que pasa y pocas veces nos detenemos a sentir. Pero a él lo siento, lo siento tanto que tengo la certeza de haberlo esperado toda la vida, en especial en aquellos momentos en los que amé estar en este mundo.

Esa mirada llena de una suerte de nostalgia, anhelo, asombro y curiosidad me invade y llega a lo más profundo de mi ser. Son los ojos que tanto he soñado ver. Y hay belleza en él, en la calidez de su voz, en su trato, en lo que sueña, en su historia, en su presencia, en la suavidad y calor de sus manos, en la textura de su piel, en esos ojos hermosos y su mirada tan única, en sus labios, en su aroma y en cada respiración profunda perdidos en abrazos que nos piden no separarnos.

Lo he extrañado tanto, solo Dios lo sabe, tanto y aún así perdono el tiempo que no compartimos y ahora vemos que de alguna forma lo hicimos, lo hacemos, traemos al recuerdo esos días que solos vimos lo bello del mundo y quisimos tenernos para mirarnos a los ojos y reafirmar en complicidad que en efecto, fuimos testigos de milagros.

Al soltar su mano y al ver sus ojos con el fondo celeste tímido de la tarde, que fue buena para regalar un poquito de cielo a colores de esta ciudad gris en agosto, sentí que algo se quedó sellado en esos labios y en esos ojos hermosos llenos de universo que se escondieron bajo esas pestañas, ocultando quizás cosas que no se pueden decir fácilmente o cosas que se desperdician en la palabra y se dicen mejor en silencio.

Te siento como siempre lo hice, te siento y te sostengo en mi pecho, con la transparencia de mis ojos, con el calor de mis manos y con la fe de mi alma.

Aquí estoy. Aquí soy. Aquí te espero.


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